“Mira dentro de ti. Dentro de ti está
la fuente del
bien; que saldrá al exterior en cuanto caves”
ANTIGUO
PROVERBIO
Antes de que puedan alcanzar, y
dirigir "ese algo", necesitan saber el modo en que la
mente funciona. El poder creador es la parte más importante de la mente de cada
uno, pero es evasivo, intangible y difícil de llegar a él, conscientemente, a
menos que se comprenda lo que es la conciencia interior.
¡Saben, por ejemplo, que realmente
no piensan con palabras, sino que piensan con imágenes! Y porque piensan con
imágenes, y no con palabras, sus mentes, en su funcionamiento
"mecánico", operan igualmente que la del Hombre Primitivo, que vivió
hace miles de años. Él también pensaba con imágenes antes del nacimiento del
lenguaje. Cuando salía de la caverna familiar y se iba de caza, a su regreso a
la tribu sólo podía contarles lo que había sucedido por medio de toscas
pinturas, o grabados en las paredes de su caverna. Gradualmente, como el hombre
primitivo fue teniendo imágenes de experiencias similares, y asociando con
sonidos ciertos objetos y sucesos, sólo tenía que comenzar una pintura
familiar, para que los que la miraban comprendiesen instantáneamente lo que
quería decir. Estas pinturas primitivas, con el tiempo, se redujeron a
símbolos, los símbolos se agruparon y dieron lugar a las letras, luego a las
palabras y finalmente a las frases..., y así nació el lenguaje.
Pero a pesar de toda nuestra
decantada civilización, con todos los lenguajes que poseemos, con el enorme
vocabulario de palabras que posee el hombre moderno para describir sus
sentimientos e ideas, y el mundo que le rodea, aún sigue pensando básicamente en
imágenes mentales. Esto puedo probarlo fácilmente.
Piensen un poco y cuéntenme alguna
experiencia inusitada que hayan tenido hoy. Al recordarla, ven con el ojo
mental imágenes de lo que se hizo, de la persona que se conoció, según haya
sido el incidente. Pero no pueden trasladarme lo sucedido hasta que encuentran
las palabras, tengo que traducirlas en imágenes mentales, con el fin de ver lo
que ha experimentado el que me lo cuenta.
Por lo tanto, es claramente evidente que ustedes piensan básicamente en imágenes, como he dicho. Esta es una de las cosas más importantes que pueden aprenderse acerca de la mente de uno. Y la segunda cosa importante es la siguiente: lo que ustedes imaginan, si se une con el poder interior, puede atraer cualquier cosa que ustedes teman o deseen.
EL PODER
CREADOR ES COMO UN IMÁN
Esto es verdad porque el poder creador opera como un imán. Denle una imagen fuerte y clara de lo que quieren, y ese poder creador comienza a actuar magnetizando las circunstancias suyas, atrayendo hacia ustedes las cosas, recursos, oportunidades, e incluso las personas que necesitan, para que suceda lo que ustedes han imaginado.
¿No lo creen? ¡Piensen en su vida
pasada! Recuerden las veces que han temido que ocurriera algo y que finalmente
ha ocurrido. Ustedes quizás no se dieron cuenta, pero esas imágenes de temor
impresionaron de tal modo "ese algo" interior, que
atrajeron las circunstancias adversas, haciéndolos susceptibles a lo que
temían.
Como comprenderán, el poder interior no razona. Sencillamente produce lo que se le pide en forma de imagen mental cuando está apoyado por fuertes temores o deseos. Por esta razón el poder interior es TNT, en favor o en contra de ustedes, según se piense de manera constructiva o negativa.
Entonces pueden entender cómo les han ocurrido ciertas cosas buenas o malas en su vida. "Ese algo" ha estado trabajando, y los resultados obtenidos han dependido de la clase de imágenes mentales que ustedes les han presentado.
Con esta base, ¿Cuál es el
resultado de su vida? ¿Han tenido, hasta ahora, tantas experiencias dichosas
como infelices? ¡En tal caso tienen que apresurarse a cambiar! Y pueden
cambiar, inmediatamente, mediante un cambio fundamental en la actitud
mental, venciendo los miedos y preocupaciones y reemplazándolos con un
pensamiento positivo, confiado y valeroso.
No hay duda alguna cerca de ello (y
no la ha habido jamás para los que han entendido el funcionamiento de la
conciencia) ¡que el hombre es lo que imagina ser!
Recuerden siempre esto. Hagan que domine todo su
pensamiento.
Conténganse siempre que tiendan a
alterarse mental y emocionalmente, y a poner en su memoria imágenes
destructoras e infelices. ¿Quieren dar esas imágenes para que las active el
poder interior? ¿Desean que sus temores o deseos queden magnetizados, para que
atraigan experiencias similares? Si no lo desean, abandonen inmediatamente
dichas imágenes. Cámbienlas por otras mejores. Dejen todos los sentimientos de
miedo o resentimiento, de envidia u odio, cualesquiera que sean, y
sustitúyanlos por los sentimientos y actitudes mentales convenientes. En cuanto
lo hagan, destruirán el poder que estas malas imágenes pueden tener sobre cada
uno.
¡CUIDADO CON
HACER UN MAL USO DEL TNT!
El TNT es maravilloso cuando se usa
bien, pero ustedes se pueden destruir si lo usan de modo inadecuado.
Una vez que han limpiado su mente
de las imágenes mentales y las reacciones emocionales erróneas, están
dispuestos a imaginar, con fe y confianza, la realización de las cosas buenas.
La fe da energía al poder
creador, "ese algo" de su interior. Más tarde diré
algo sobre eso, pero tienen que creer que lo que imaginan, pasará. La duda
destruirá su imagen, y quitará el magnetismo al poder creador, de modo que
ustedes obtendrán un resultado a medias, ningún resultado, o incluso un mal
resultado.
Imaginen lo que desean, como si ya lo hubieran logrado mentalmente.
Imagínense teniendo algo, siendo
algo, o haciendo algo, como si fuera un hecho consumado. No traten de imaginar
los pasos individuales que creen que han de llevarles a eso que quieren. La
mente consciente es tan limitada en su funcionamiento —limitada por los cinco
sentidos— que no se sabe cuál va a ser el mejor movimiento que se haga, ni la
mejor dirección que se tome. Pero la mente subconsciente, "ese
algo" interior, no está limitada por el tiempo ni por el espacio.
Puede funcionar en todos los niveles y en todas las direcciones a la vez,
ponerles en contacto con toda clase de oportunidades y gentes, que aún no
conocen conscientemente.
Cualquier cosa que necesiten en el cuadro de sus deseos será atraída por el poder interior si persisten en imaginarla día tras día, y dedican todos sus esfuerzos a apoyar el deseo del corazón.
Esta técnica es muy sencilla de seguir. Producirá resultados infalibles, a su debido tiempo, si dominan el arte de la imaginación.
Pero yo deseo aclarar que hay dos
tipos de mentes, ¡el imaginativo y el sensitivo! Si a ustedes les resulta
difícil crear en su mente la imagen de lo que quieren en la vida, no se
esfuercen en conseguirlo. Estamos frente a un tipo sensitivo... y todo lo que
hay que hacer es concentrarse en un punto focal imaginario en el cuarto oscuro
de la mente interior y sentir que lo que se desea ha sido logrado en la
conciencia. Luego, lo que queda por hacer, es esperar a que lo materialice en
el mundo exterior el poder creador magnético. Ustedes obtendrán los mismos
resultados que los que encuentran fácil el imaginar.
¡TIENEN QUE
APRENDER A DESCANSAR!
Claro que se da por descontado que
antes de concentrarse en lo que uno desea, hay que aprender a descansar
físicamente, y a dejar pasiva la mente consciente. ¿Puede descansar? ¿Puede
separar su mente de su cuerpo de modo que pierda toda tensión, y usted no tenga
la conciencia de su cuerpo mientras medita o imagina?
Muchos hombres y mujeres me han
dicho que encuentran una gran dificultad en hallar la calma del cuerpo y de la
mente. Sienten una tirantez en la nuca, en los ojos, en el plexo solar, en
cualquiera de esos lugares.
Dicen que no se han dado cuenta de
lo nerviosos que están hasta que han tratado de calmarse física y mentalmente.
Algunos me dicen que su mente consciente está llena de toda clase de miedos y
preocupaciones fragmentarias, y pensamientos confusos, que no pueden hacer un
lugar para la imagen que realmente quieren.
No me extraña. Tantos de nosotros
vivimos unas vidas tan agitadas. Hemos adquirido costumbres tan malas en
nuestro modo de pensar, y pocos hemos alcanzado un control emocional digno de
confianza. Toda clase de pequeñeces nos alteran, y llevamos con nosotros estas
alteraciones. Nos siguen durante la noche, cuando tratamos de descansar y
pensar en algo constructivo. EI resultado es que cuando nos calmamos, nos damos
mayor cuenta aún de las molestias del día que vienen a ocupar el primer plano
de nuestros pensamientos.
¿Cómo vamos a libramos de ellas? La pregunta es valiosa, y más valiosa aún la respuesta. Y tienen que hallar la respuesta si quieren imaginar con claridad sus objetivos mentales.
¿Ha oído que es imposible tener más
de un pensamiento a la vez en la mente consciente? ¡Pues es cierto! En un
momento dado, no puede tenerse más de un pensamiento consciente El secreto de
la concentración es fijar la atención de la mente consciente sobre un punto
focal imaginado en la conciencia, como en una pantalla mental. Conciba esa
pantalla como extendida a través del cuarto oscuro de su mente interior, y
mientras ponga su atención en ella, verá que los miedos y preocupaciones no
pueden llegar a la pantalla.
¡PROYECTE SU
PROPIA IMAGEN!
Tómese todo el tiempo necesario, y
proyecte su imagen en dicha pantalla.
No trate de mantenerla allí
demasiado tiempo. En cuanto sienta que el poder creador interior ha recibido la
imagen, dígase: "¡Ya está terminada... ya ha sido creada", todo esto
con gran convicción, y despreocúpese.
Si toma una foto con una cámara, no
estaría abriendo la cámara y mirando el negativo para ver si la foto está
revelada, ¿verdad? Tenga fe en que el poder creador —"ese algo" interior—
hará el revelado para usted. Siga con sus actividades normales en la feliz
espera de que lo que ha concebido está en proceso de materialización. Pero
tiene que imaginarlo diariamente, varias veces por día, y por la noche, antes
de acostarse, hasta que lo que haya imaginado o sentido, se vea convertido en
realidad.
Ahora la pregunta es, ¿Qué se
hace para que se realice lo que se ha concebido? No puede estarse uno sentado,
esperando que el poder creador haga la labor por uno. El mejor modo de probar
al poder creador que uno habla en serio, es ponerse a trabajar por su parte, y
hacer todo cuanto se pueda para alcanzar el propio objetivo. A veces no se
alcanza el objetivo que uno esperaba, sino que se llega a algo mejor.
Bill Mc Daniel era uno de los
mejores agentes de seguros de Nueva York, creía en los superiores poderes de la
mente, y atribuía su éxito al uso que había hecho de ellos. Operaba con la
absoluta fe de que cuando imaginaba la venta de una póliza, era cosa hecha, Sin
embargo, no se entregaba solamente a sus deseos. Hacía visitas, contactos
personales y se ocupaba de la consumación de cada trato. Había veces que su
intuición le decía que no debía apresurarse, que debería sentarse y esperar
hasta que llegase el momento de actuar.
Una de estas veces fue cuando había estado tratando de vender a un agente de Wall Street una anualidad de cincuenta mil dólares. Aquel hombre era un hueso duro de pelar. Tenía una idiosincrasia bien conocida por los que trabajaban con él. Era un maniático de la puntualidad. Cuando hacía una cita con alguien, si la persona con que se citaba venía cinco minutos después, se negaba a verla. Tenía un gran sentido de su importancia y del valor de su tiempo. Pero como estaba mucho tiempo fuera de la ciudad, resultaba difícil citarse con él. Aquella mañana, Bill McDaniel tuvo suerte. Le había telefoneado y el hombre le dijo que le vería a las once en punto Bill tomó el subterráneo con tiempo sobrado para llegar a punto a la cita. En Times Square tuvo que cambiar de tren para Wall Street, y cuando marchaba presuroso entre la multitud, pasó ante una anciana, de origen extranjero, que asía un bolso anticuado y sollozaba de miedo y de turbación. Nadie se fijaba en ella. Era una de las pequeñas tragedias que pasan diariamente inadvertidas en Nueva York. Pero la imagen mental de la patética anciana se mantenía en la mente de Bill, mientras marchaba hacia su tren, que acababa de entrar. Miró su reloj de pulsera. Eran las once menos veinte. Dentro de unos minutos vendría otro tren. Podía llegar a la cita. Bill se volvió y corrió hacia la anciana.
—Hola, señora —la saludó—. ¿Qué le
sucede? ¿Se ha perdido?
Ella le dirigió una mirada de
esperanza.
—Sí, —dijo.
— ¿Cómo se llama usted y dónde
vive? —preguntó Bill.
Ella movió la cabeza. —No lo sé.
¿No tiene parientes, un hijo o una
hija?
No lo sé repitió ella tristemente.
La pobre anciana estaba demasiado aturdida para pensar.
—Señora —dijo Bill—, ¿le molesta
que mire en su bolso?
Ella se lo entregó.
BiIl abrió el viejo bolso y
encontró un trocito de papel con, una dirección escrita sobre el. Era un nombre
de mujer y el número de una calle de Brooklyn. Bill se lo leyó a la anciana y
preguntó:
— ¿Es su hija?
— ¡Sí, sí! —dijo la mujer, cuyo
rostro se iluminó—. ¡Mi hija!
— ¿Es allí a dónde iba? preguntó
Bill.
— ¡Sí, sí!
Bill la tomó del brazo.
—Venga conmigo. No se preocupe.
Todo va a salir perfectamente. Voy a llevarla a su tren. La hizo bajar la
escalera. Un tren para Brooklyn se disponía a partir. Bill hizo una seña con el
brazo al guarda del coche más cercano,
— ¡Un momento! —gritó—. Está mujer
está perdida. Aquí tiene su dirección. Quiere ir a casa de su hija, que vive en
Brooklyn. ¿Quiere ocuparse de que se baje en la estación adecuada y decir al
jefe de estación que la ponga en un taxi o telefoneé a su hija para que venga a
buscarla?
—Seguro, señor —dijo el guarda,
tomando el papel con la dirección—. Suba, señora. Yo me ocuparé de usted.
Bill dejó a la anciana en su tren.
Ella se volvió en el momento en que la puerta se cerraba, y le dijo con voz
entrecortada, llena de gratitud:
— ¡Que Dios le bendiga!
¡CÓMO SE
MANIFIESTA A VECES LA OPORTUNIDAD!
Entonces Bill miró de nuevo su
reloj de pulsera. Eran las once menos siete minutos. Había perdido la cita. Era
inútil ir a Wall Street. Su cliente no le recibiría, Si se hubiera tratado de
otra persona que no fuera Bill, habría dicho: "Esto es lo que me sucede
por ser el Buen Samaritano...he perdido la oportunidad de vender una anualidad
de cincuenta mil dólares". Me confesó haber sufrido una gran decepción.
Había planeado aquella entrevista durante semanas, y le costaba trabajo hacerse
a la idea de perderla. Indudablemente alguien habría ido en socorro de la
anciana, alguien que no estuviera tan corto de tiempo como él. Pero, por alguna
razón, él no se hacía a aquella idea, no hubiera podido continuar su viaje sin
hacer algo por la anciana. Quizás porque pensó que era la madre de alguien.
"¿Si fuera mi madre, no
apreciaría que alguien hiciera algo por ella?
Bien, ahora todo había acabado, y
se alegraba de haber hecho lo que hizo.
Le habría perseguido la mirada
suplicante que la anciana le dirigió cuando pasó junto a ella, aquella mirada
de desesperación, que pedía ayuda..., si él hubiera seguido adelante. Sin
embargo, todos los días no se tienen clientes así...
Cuando se disponía a tomar otro
tren para volver a su oficina, se le ocurrió de repente que estaba en las
inmediaciones de la Quinta Avenida y la calle Cuarenta y Dos, donde vivía otro
cliente suyo a quien le había sometido un proyecto de cien mil dólares de
anualidad, unas semanas antes. Aquel hombre había estado en Europa, y Bill
había leído en los diarios que acababa de regresar. Ya que estaba tan cerca, le
convenía pasar para saludarle.
La sala de recibo de su cliente
estaba tan llena de gente que Bill se marchó. No tenía una cita, y no le
convenía esperar a tanta gente. Pero cuando se dirigía hacia el ascensor
advirtió que la puerta del despacho privado del hombre estaba abierta. Era un
cálido día de agosto, y al parecer necesitaba ventilación. Actuando
impulsivamente, Bill entró. Con gran asombro suyo, el hombre se hallaba solo,
estudiando unos papeles que tenía sobre la mesa. Alzó la vista y ambos hombres
se miraron.
— ¡Bill Mc Daniel! —exclamó el
hombre—. ¡Pase! ¡Qué coincidencia! Yo iba a telefonearle. He estado estudiando
su proposición. Anoche tuve un accidente de automóvil, y decidí tomar un seguro
mejor.
— ¡Pero tiene su oficina llena de
gente! —dijo Bill.
—Que aguarden —dijo el hombre—,
esto es más importante.
Cuarenta minutos después, Bill Mc
Daniel salía habiendo vendido una póliza de cien mil dólares. Si no hubiera
sido por la anciana... Sí, usted comprende...
—Aquello me proporcionó una de las mayores lecciones de mi vida —me dijo Bill al contarme su experiencia—. Uno arroja su pan a las aguas y le devuelven una torta.
En esto hay también una lección
para ustedes. Conciba lo mejor que pueda lo que desea; haga cuanto pueda para
que mediante sus esfuerzos logre lo que desea, y cuando las cosas parecen
malas, no pierda la fe, porque quizás le lleven a algo mejor... ¡como ocurre
muchas veces!
El pensamiento, al ponerse en
contacto con "ese algo" manifiesta todo, con las
excepciones naturales. Un solo pensamiento no apoyado —un chispazo desdeñado o
perdido— puede compararse a un corcho, que flota a la deriva. Sin embargo, ese
mismo pensamiento, la imagen de lo que se desea, si se mantiene constante,
atrae el objeto, como un imán. Cuanto mayor y más poderoso sea el imán, mayor
su fuerza atractiva, y lo mismo ocurre con el pensamiento sostenido. Cuanto más
poderoso es, más atrae. Igual que un cristal de aumento atrae los rayos del
sol, que al ser enfocados sobre un cierto lugar, provocan una quemadura, del
mismo modo el pensamiento poderoso sostenido (la imagen mental vívida), actúa
sobre su objeto. Sin embargo, hay que ver mentalmente la imagen de su objeto o
ideal como si se tratase de una realidad... ver todos los detalles, como si
existieran ya, como uno querría que el objeto o ideal fuera realmente... como
si por arte de magia los eslabones se encadenasen.
Ahora vuelva a leer esto
atentamente, para que quede permanentemente impreso en usted.
Maravilloso, infinitas gracias.
ResponderEliminarÁngel Isaac
Maravilloso, infinitas gracias.
ResponderEliminarÁngel Isaac
Gracias por este lindo y maravilloso mensaje. Dios te bendiga síempre
ResponderEliminarEs un gusto para mi ver y entender tu mensaje. Yo soy parte de este gran poder que está en mi.
Excelente aportación gracias por su manifestación, lo pongo en practica a cada momento en el inconsciente de nuestra mente
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